La música forma parte de nuestra vida diaria: desde cantar mientras oyes la radio en el auto hasta marcar un ritmo con los dedos en el sofá. Escuchar música, cantar y bailar son todas formas grandiosas de divertirte con tu niño pequeño y estimular al mismo tiempo su desarrollo cerebral.
¡Tu cuerpo y tu voz!
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¡Que empiece la música!
Una de las primeras “experiencias matemáticas” que tienen los niños pequeños es a través de la música, ya que los compases, los ritmos y las melodías pueden ayudar a estimular tempranamente este tipo de destrezas. Con sólo mecer a tu niño pequeño y darle palmadas suaves en la espalda mientras le cantas una canción ayudas a que experimente patrones rítmicos mediante el sonido y el tacto.
Canta y baila al compás de la música. No te preocupes si desafinas o no sabes bailar; a tu niño pequeño simplemente le gusta verte que lo hagas. Deja que te observe mientras te mueves y cantas la canción. ¡Anima a tu hijo a que intente sus propios pasos de baile! Notarás cómo empieza a imitarte; ¡cuánto más lo hagas, más intentará hacerlo por sí mismo!
Si te dejas llevar por la música, posiblemente comiences a dar golpecitos de tambor sobre las cosas. Anima a tu niño pequeño a que haga lo mismo; puede usar su panza como un tamborcito, aplaudir con las manos siguiendo el ritmo y golpear con los pies al compás de la canción.
La música también es una parte importante de la cultura y las tradiciones. Hazle conocer a tu hijo canciones familiares que sean propias de tu cultura. Siempre que el ritmo y las palabras sean adecuadas para un niño pequeño, escuchar cualquier tipo de música es una actividad magnífica para compartir juntos.
Esta actividad le ayudará a tu niño pequeño a desarrollar las habilidades de escucha, rastreo visual, comprensión, imitación, así como las destrezas motoras, lingüísticas y de vocabulario.
