Puños apretados, mejillas rojas, aumento de la irritabilidad: Estos pueden ser signos de que tu niño comienza a sentirse frustrado y estresado. Cuando esto suceda, puede ser el momento ideal para hacer una pausa divertida, o para darle a tu niño algo de tiempo para relajarse y ser simplemente un niño.
Permitir que tu niño se divierta cada día tiene muchos beneficios. Cuando los niños participan en juegos divertidos, muchas veces se les ocurren maneras nuevas y únicas de jugar con sus juguetes o interactuar con su alrededor, lo cual puede ayudar a fomentar su creatividad y habilidades para resolver problemas.
Los juegos divertidos también pueden ayudar a los niños a aprender sobre las emociones y las señales sociales. Al pretender ser diferentes personajes o animales, los niños pueden aprender a reconocer y comprender diferentes emociones y practicar la empatía y la conciencia social.
Permitir que tu niño participe en juegos divertidos puede promover la actividad física y el desarrollo de habilidades motoras. Ya sea que estén bailando, brincando o jugando, el juego divertido muchas veces implica mucho movimiento y actividad física, lo cual ayuda con el desarrollo de habilidades motoras y la coordinación.
Divertirse juntos con estos juegos es una excelente manera de construir una conexión con tu niño. Si estás buscando inspiración, intenta estas actividades con ellos y mira a dónde te lleva sus imaginaciones:
Caras chistosas: Haz caras chistosas para que tu niño las imite. Puedes intentar hacer un concurso para ver quién puede hacer la cara más chistosa.
Los congelados: Pon música y haz que tu niño baile. Cuando paras la música, los dos tienen que congelarse en cualquier posición chistosa en la que estén. Mira cuánto tiempo pueden mantener la posición.
Voces chistosas: Ten una conversación con tu niño usando una voz o acento chistoso. Pueden turnarse para hacer diferentes voces y ver quién puede inventar la más chistosa.
Organicen una fiesta de baile chistosa: Pon música divertida para niños y pídele a tu niño que haga su paso de baile más chistoso. Luego, haz que todos los demás imiten su movimiento. ¡Sigue bailando y probando nuevos movimientos!
Mira qué tan lejos puedes saltar con un pie: Puedes probar esto afuera en el zacate o en el pasillo. Anima a tu niño a llegar lo más lejos que pueda, saltando sobre un pie. ¡Y luego te toca a ti!
Imita los movimientos de los animales: Trata de pensar en animales que tu niño conozca y pídele que te muestre cómo caminaría, correría, gatearía o se arrastraría. Puedes pedirle que haga los ruidos de los animales y usar su imaginación para crear diferentes movimientos para cada animal. Únete a la actividad para tener una dosis extra de diversión.
Crea una carrera de obstáculos: Organiza una carrera de obstáculos con objetos seguros para niños que tengas en la casa, como cojines, almohadas, cobijas o sillas. Anima a tu niño a gatear, saltar o trepar por el recorrido, y házlo lo más chistoso y divertido posible.
