Los juguetes sensoriales son importantes para ayudar a tu niño a aprender y crecer a través del juego. También puede ayudarle a regular sus emociones cuando comienza a sentirse abrumado. Lee nuestra guía para descubrir cómo puedes crear juguetes sensoriales divertidos usando cosas que ya tienes en casa. Esto puede ayudar a despertar la curiosidad y la imaginación de tu niño.
Los juguetes sensoriales pueden ayudar a los niños a encontrar la calma durante momentos difíciles al:
Redirigir su atención: Los juguetes sensoriales pueden captar la atención de un niño, ayudando a distraerlo de una situación difícil a una actividad relajante.
Animarlo a auto-calmarse: Usar juguetes sensoriales puede brindarle a los niños información sensorial que pueden usar para calmarse durante momentos difíciles.
Desarrollar habilidades para superar dificultades: Los juguetes sensoriales enseñan a los niños a explorar varias sensaciones y a regular sus emociones identificando qué actividades específicas los hacen sentir tranquilos y en control.
Desarrollar resiliencia emocional: Estar expuestos constantemente a juguetes sensoriales ayuda a los niños a que aprendan a tolerar y adaptarse a diferentes experiencias sensoriales, lo cual les permite enfrentar situaciones desafiantes de manera más efectiva.
Puedes hacer juguetes sensoriales con cosas que ya tienes en tu hogar. Recuerda supervisar a tu niño mientras juega con estos juguetes, especialmente cuando incluyen objetos pequeños.
Botellas sensoriales: Llena botellas de agua vacías con materiales como brillitos, perlitas plásticas de colores, lentejuelas y un poco de aceite vegetal o aceite para bebés. Sella la tapadera con pegamento caliente o cinta adhesiva para crear un emocionante juguete que tu niño podrá agitar y observar.
Tablero de textura con pedazos de tela: Pega varios trozos de telas, como fieltro, satén, lana o piel sintética, en un trozo de cartón o tablero de lona. Anima a tu niño a explorar las diferentes texturas y hablen sobre cómo se siente tocar cada una.
Pintura con cubitos de hielo: En bandejas para cubitos de hielo, congela pequeñas cantidades de pintura lavable con un palito de helado o una cuchara de plástico insertada. Cuando ya esté congelada la pintura, deja que tu niño use esos cubitos para vivir una experiencia de arte sensorial divertida y colorida.
Plastilina casera: Para crear una plastilina divertida y colorida con la que tu niño pueda jugar y darle forma, combina harina, sal, crémor tártaro, agua y colorante de alimentos.
Bolsas sensoriales: Llena bolsas de plástico de un galón con materiales como gel para el cabello, perlas de agua, arena, o juguetes u objetos pequeños como botones o animales de plástico. Sella bien la bolsa y deja que tu hijo explore las texturas y mueva los objetos.
Caja de frijoles o arroz: Llena un recipiente grande y poco profundo con frijoles secos, arroz o pasta. Agrega tazas medidoras, cucharas o juguetes pequeños para que tu niño pueda excavar e involucrar sus sentidos.
Diversión con pasta: Cocina varios tipos de pasta (espaguetis, fetuchini, moñitos, etc.) y déjalos enfriar. Pon la pasta en un recipiente grande y deja que tu niño toque las diferentes texturas mientras practica sus habilidades motoras finas.
Frascos sensoriales perfumados: Llena frascos pequeños con cosas que tengan olores, como granos de café, hierbas secas o bolas de algodón empapadas en aceites esenciales. Sella los frascos y haz agujeros en las tapaderas para crear una actividad de descubrimiento de olores para tu niño.
Pisotones con plástico de burbujas: Pega con cinta adhesiva un trozo grande de plástico de burbujas al suelo y deja que tu niño intente caminar, gatear o pisotear sobre él para vivir una experiencia sensorial divertida y emocionante.