Al criar a un niño juntos, es beneficioso que las parejas tengan conversaciones abiertas y honestas sobre sus estilos de disciplina y cómo manejarán el comportamiento de su niño de manera consistente.
La disciplina se refiere al apoyo que brindan los padres y cuidadores para ayudar a sus niños a navegar por el mundo con confianza y éxito. También ayuda a los niños a desarrollar el autocontrol y a tomar decisiones adecuadas. La disciplina efectiva se centra en enseñar y guiar a los niños para que comprendan por qué ciertos comportamientos son aceptables en diferentes situaciones. Los estilos de disciplina comunes incluyen los siguientes:
La disciplina basada en límites tiene que ver con establecer expectativas y consecuencias claras para los niños. Se centra en enseñar a los niños la responsabilidad y les ayuda a comprender el impacto de sus acciones.
La modificación de comportamiento se enfoca en la motivación del comportamiento positivo al dar premios. Las consecuencias apropiadas desalientan el comportamiento indeseado.
La disciplina positiva anima a los niños a desarrollar empatía, autoconciencia, habilidades para resolver problemas y autodisciplina. La comunicación abierta, la comprensión y el respeto mutuo son las claves de este estilo de disciplina.
La disciplina suave prioriza las respuestas empáticas y el desarrollo de conexiones emocionales entre el cuidador y el niño. Los cuidadores enfrentan el mal comportamiento usando estrategias pacíficas.
El entrenamiento emocional ayuda a los niños a comprender y manejar sus emociones. Los cuidadores reconocen los sentimientos de los niños y los ayudan a desarrollar respuestas más apropiadas a las grandes emociones.
Hablar sobre los estilos de disciplina con tu pareja puede ser un desafío. Pero la comunicación abierta es esencial para crear un ambiente consistente y amoroso para tu niño. A continuación te damos algunos consejos para iniciar la conversación y manejar los desacuerdos:
Elige el momento adecuado: Aparta un momento para tener esta conversación para que los dos puedan concentrarse sin distracciones.
Mantén un tono positivo: Comienza la conversación haciendo claro que comparten los mismos objetivos y buenas intenciones. Aún si la conversación se vuelve difícil, pueden recordarse el uno al otro que están tratando el tema desde el amor que tienen por el niño.
Ejemplo: "Los dos queremos lo mejor para nuestro niño, así que hablemos sobre cómo podemos trabajar juntos para crear un enfoque disciplinario consistente que sea adecuado para todos".
Escuchar activamente: Dense mutuamente la oportunidad de expresar pensamientos, inquietudes y creencias sin interrumpir. Usa el lenguaje corporal, como asentir con la cabeza y hacer contacto visual, para mostrar comprensión e interés.
Evita las acusaciones: Haz declaraciones en primera persona para hablar sobre sentimientos y pensamientos en lugar de culpar a la otra persona. Esto puede evitar sentirse atacados.
Ejemplo: “Me preocupa este método de disciplina porque creo que puede ser demasiado duro. ¿Podemos buscar otras alternativas juntos?
Busquen puntos en común: Identifiquen áreas en las que los dos estén de acuerdo. Pueden construir un enfoque disciplinario comenzando con sus valores compartidos.
Manténganse enfocados en la solución: Si tienen desacuerdos, intenten encontrar posibles acuerdos o métodos alternativos que puedan funcionar para los dos.
Ejemplo: “Parece que tenemos diferentes puntos de vista sobre el “time out” (o tiempo fuera) ¿Podríamos intentar con otras estrategias, como ofrecer un espacio para calmarse o usar refuerzos positivos, para ver cuál funciona mejor para nuestro niño?
Sigan regresando al objetivo clave: Recuerden que el objetivo final de esta conversación es crear un ambiente de apoyo y cariño para tu niño.
Busquen orientación profesional si es necesario: Si los desacuerdos se vuelven demasiado grandes, considera buscar ayuda de un terapeuta familiar, consejero o experto en crianza. Ellos tienen experiencia ayudando a los padres a sentirse escuchados y a encontrar puntos en común.
Mientras tu niño va creciendo, es probable que sus necesidades y sus métodos de disciplina cambien. Como pareja, necesitarán hablar sobre nuevos escenarios y ponerse de acuerdo con estrategias a lo largo de la vida de tu niño. Al final del día, los dos están trabajando para lograr el mismo objetivo: criar a un niño feliz y saludable.
