Las pesadillas son sueños aterradores que nos despiertan e interrumpen nuestro sueño. Los niños pueden comenzar a tener pesadillas desde los 6 meses, pero son más comunes entre los 3 y los 6 años. Al darles apoyo a nuestros hijos cuando tienen pesadillas y aplicando estrategias de prevención, podemos ayudarlos a ahuyentar los malos sueños.
Según los estudios, alrededor del 50% de los niños tendrán pesadillas en algún momento de sus vidas. Los niños pueden tener pesadillas por una variedad de razones, como estrés, ansiedad o cambios en su entorno. También pueden verse influenciados por cosas que ven o escuchan, como películas o historias de terror. A veces, es difícil saber por qué un niño tiene una pesadilla. Lo más importante es apoyarlos cuando ocurren las pesadillas y asegurarles que están seguros y que son amados.
La próxima vez que tu hijo se despierte de un mal sueño, aquí hay algunas estrategias que puedes probar:
Cuando tu hijo se despierta de una pesadilla, puede estar asustado, molesto y lloroso. Puede ayudar a tu hijo asegurarle que está a salvo, que tú estás ahí para él y que lo protegerás. Recuérdale amorosamente que lo que soñó no es real y solo es una imaginación.
Anima a tu hijo a hablar sobre su pesadilla y escucha sus pensamientos y sentimientos. Esto puede ayudarlo a procesar sus emociones y comprender mejor sus sueños. Este también puede ser un buen momento para asegurarle que está bien sentir miedo cuando tiene pesadillas.
Consuela a tu hijo con un abrazo fuerte, acurrucandolo y escuchando música relajante u otra actividad que lo ayude a volver a dormir. Cuando tu hijo esté listo, anímalo a que se duerma nuevamente. Intenta preguntar si le gustaría mantener la puerta abierta o la luz encendida. Tanto como sea posible, evita que tu hijo duerma contigo después de una pesadilla. Eso puede reforzar la idea de que su habitación no es segura.
Durante el día, hay algunas estrategias diferentes que puedes probar para ayudar a evitar que las pesadillas regresen en la noche:
Habla con tu hijo para averiguar a qué le tiene miedo. Hazle preguntas abiertas y escucha lo que tiene que decir. Por ejemplo, puedes preguntar de qué se trataba su pesadilla o cómo se sintió durante el sueño. Puedes intentar escribir los miedos de tu hijo en una hoja de papel ¡y animarlo a romperla!
Piensa en finales alternativos felices o chistosos para esa pesadilla. Si a tu hijo le encantan los superhéroes, sugiere que un superhéroe venga a rescatarlo al final del mal sueño. Pregúntale cómo le gustaría que se terminara ese sueño.
Para los niños mayores de 12 meses, puedes encontrar algo que los pueda consolar y con que puedan dormir para ayudarlos a sentirse seguros por la noche. Para muchos niños, esto podría ser un animal de peluche o una cobija. Una luz de noche divertida con su personaje favorito también puede ser útil. Algunos niños también se sienten cómodos durmiendo con la camisa de un cuidador que huele a ellos.
Crea una rutina que ayuda a consolar a tu hijo antes de acostarse y que lo tranquilice. Un baño con agua tibia, las historias alegres y la música relajante pueden ayudar a tu hijo a sentirse seguro y cómodo.
Los niños frecuentemente superan las pesadillas a medida que crecen y sus cerebros maduran, pero algunos niños pueden continuar teniendo pesadillas en la edad adulta. Si tu hijo tiene pesadillas frecuentes o particularmente preocupantes que afectan su vida diaria, puede ser una buena idea hablar con su pediatra o con un profesional de la salud mental.
