Los niños tienen las mejores carcajadas y chillidos de pura felicidad. ¡Sienten sus sentimientos al máximo! Pero a veces necesitan la ayuda y el apoyo de sus cuidadores para comprender mejor cómo expresar sus sentimientos de manera saludable. Como cuidadores, cuando abordamos estos momentos emocionales desde un lugar de paz, nos ponemos en la mejor posición para apoyar a nuestros hijos cuando sienten emociones grandes.
A medida que los niños aprenden y crecen, ellos sienten un amplio rango de grandes emociones. Muchas veces aún no saben cómo manejar esas emociones, que pueden manifestarse con berrinches o lágrimas. Estas son excelentes oportunidades para guiar a tu hijo a través de sus grandes sentimientos.
Los niños nos ven como su guía y aprenden a copiar nuestros comportamientos. La paternidad pacífica, también llamada cuidados con calma, enfatiza la importancia de manejar nuestras emociones como cuidadores, especialmente en momentos estresantes. Esto puede ayudarnos a desarrollar relaciones más fuertes con nuestros hijos, ya que nos enfocamos en guiarlos en los momentos difíciles, en vez de forzarlos o controlarlos. Este enfoque de dirigirlos en vez de controlarlos ayuda a evitar luchas de poder con nuestros hijos. Hay muchos beneficios de la paternidad pacífica:
Mantienes el control en situaciones difíciles y puedes tomar decisiones que te beneficien a ti y a tu hijo.
Tu hijo aprende comportamientos saludables y cómo se manejan las emociones. Los niños se dan cuenta de lo que hacen sus cuidadores, entonces en cuanto más puedas demostrar un comportamiento positivo, más lo verás reflejado en tus hijos.
Te ayuda a construir una relación más fuerte con tu hijo, ya que te verán como alguien a quien pueden acudir en busca de ayuda cuando están pasando por un momento difícil.
Es probable que les alces la voz con menos frecuencia y no te veas atrapado en luchas de poder con tu hijo. Esto no solo beneficia tu relación con tu hijo, sino que muchos cuidadores descubren que sienten menos culpabilidad de padres cuando pueden evitar alzar la voz tanto cuando sea posible.
Un gran primer paso en tu camino hacia la paternidad pacífica es hacer una pausa antes de reaccionar en momentos difíciles. Cuando tu corazón comienza a latir más rápido o te encuentras respirando más rápido en respuesta a una situación difícil, respira profundamente, cuenta hasta cinco y deja salir todo el aire de tu cuerpo. Llamamos a esto la respiración del dragón, y puedes leer más sobre esto en nuestro artículo anterior.
Puedes explicarle a tu hijo lo que estás haciendo en palabras que pueda comprender. Por ejemplo, “Estoy sintiendo emociones grandes en este momento. Voy a inhalar y exhalar profundamente para ayudar a sentirme tranquilo/a. ¿Quieres hacerlo conmigo?” Luego, puedes repetir esto cada vez que tú o tu hijo sientan emociones grandes. Pronto, se convertirá en una rutina más que quizás formará parte de tu día a día.