Los bebés tienen muchas emociones abrumadoras, pero muchas veces no saben cómo pueden expresarlas. Algunas veces recurren a comportamientos agresivos como golpear o morder cuando no pueden comunicar sus sentimientos o necesidades. Como sus cuidadores, podemos enseñarles maneras más seguras para comunicarse y manejar momentos emocionales.
Golpear y morder generalmente empieza a los 2 o 3 años de edad. Los bebés aún están aprendiendo sobre el mundo que les rodea, y ellos no tienen autocontrol, madurez o habilidades de lenguaje para comunicar efectivamente lo que necesitan. Cuando se sienten frustrados o enojados, puede que se descarguen con golpes, mordeduras o con un berrinche.
Como cuidadores, podemos ayudar a nuestros bebés a superar estos momentos emocionales y enseñarles maneras más seguras y sanas para expresar sus grandes emociones. Hay algunas estrategias que puedes probar para ayudar a prevenir que tu hijo llegue al punto de golpear y morder. Cada niño es diferente, así que quizás encuentres que ciertas estrategias funcionan mejor que otras para tu hijo. ¡Eso está bien! La idea es encontrar lo que funciona mejor para tu familia.
Aprende las señales de tu hijo cuando se está enojando o frustrando. Puede que se le pongan los ojos llorosos, empiece a tirar sus juguetes, gruña de lo frustrado que está, o empiece a quejarse. Cuando veas estas señales, puede ser tiempo de intervenir.
Puedes tratar de preguntarles sobre cómo se sienten diciendo, “Parece que te estás enojando o frustrando ahora mismo. ¿Me puedes decir lo que sientes?” Ayudarlos a identificar la emoción que están sintiendo y animarlos a que usen sus palabras puede ayudarlos a que se acuerden de hablar contigo sobre lo que les causa frustración.
Algunos niños responden bien a la reorientación. Si se están frustrando, puedes tratar de mantenerlos ocupados con una actividad diferente, llévalos a otro cuarto, o salgan afuera por un poco de aire fresco. Algunas veces el simple hecho de sacarlos de la situación frustrante puede ayudar a calmarlos y a entusiasmarse con algo diferente.
Lamentablemente, las medidas preventivas no siempre funcionan. Si tu bebé empieza a mostrar comportamientos agresivos, hay pasos que puedes tomar para mantenerlos a salvo:
Si tu hijo está en riesgo de hacerse daño o dañar a alguien, mantenlo quieto con sus brazos a los lados de manera firme pero gentil. Esto puede ser difícil, especialmente con un bebé frustrado, que está retorciéndose, así que haz tu mejor intento de mantenerlos quietos en un abrazo apretado. Mientras haces esto, háblales y explícales lo que está pasando. Aquí hay un ejemplo de lo que puedes decir, “Entiendo que sientas enojo, y está bien sentir enojo. Pero golpear y morder no es seguro para ti o para tus amigos. Te voy a abrazar hasta que dejes de golpear y morder porque quiero que estés a salvo.”
Después de eso, en cuanto puedas, saca a tu hijo de la situación. Llévalos a un lugar tranquilo en donde no haya mucha gente alrededor. Si estás fuera de la casa haciendo mandados, esto puede significar llevarlos al carro. Si estás en la casa de un amigo, lo puedes llevar afuera o a otro cuarto. La clave es encontrar un lugar en donde haya pocas distracciones.
Una vez que se hayan calmado, es un buen momento para hablar sobre las maneras en las que pueden expresar sus sentimientos de enojo o frustración. Puedes darles ciertas palabras para decir, como: “Estoy enojado porque se llevó mi juguete.” También hazles saber que pueden decirle a un adulto si algo los está haciendo enojar. Enseñarles cómo hablar sobre sus sentimientos toma tiempo y mucha repetición. Pero con recordatorios constantes, empezarán a recordar la lección.
Los momentos cargados de emociones son difíciles para todos. Al final del berrinche, siempre es importante recordarle a tu hijo que tú estás ahí para ellos y que los amas pase lo que pase. Tu hijo puede necesitar que le recuerdes que incluso cuando hace cosas como golpear o morder, los sigues amando y apoyando.